Por fuera era un cactus frondoso de espinas.
Pacha Mama se las había hecho crecer.
Pero por dentro era un tibio nido perfumado, que pocos podían percibir.
Necesitaba encontrar alguien que supiera mirar su interior.
Tenía una leve sospecha, un presentimiento de que sí, de que andaba por ahí.
Alguien con quien pudiera reír francamente, alguien para quien sus palabras no fueran ofensa y dolor…
4 comentarios:
Que hermoso Deabea! me encanto!
Un poema con moraleja...
Gracias Carla por encontrar la moraleja!
Me enamoré de tus letras Bea, te sigo leyendo, que hermoso escrito.
Pachamama es sabia!!, tenemos que aprender de ella.
Te sigo, un abrazo!!
Qué bueno... es una gran alegría que te hayan gustado!
Dejo la puerta abierta para que me visites.
Abrazo!
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