miércoles, 20 de noviembre de 2013

El síndrome de desorden: los papelitos y las mesas.



Un libro puede transportar  muchas cosas. Un cuaderno también, y más aún porque es artesanal y personalizado.
Pero qué sería de mis cuadernos y de mis libros si no llevaran muchos papelitos significativos adentro como si fuera un premio sorpresa, un regalito extra que si no vas con cuidado se te cae y desparrama por todos lados.
Una gran mesa puede servir para muchas cosas. Las mías sirven de escritorio, llenas de libros, cuadernos, agendas y sobre todo, las preferidas: las libretas de toda forma y color. Libretas para esto y libretas para aquello, porque son más fáciles de transportar, aunque en realidad no van a ningún lado y se estacionan activamente sobre la gran mesa.

Al  fin, después de muchos años de vida, he tomado conciencia de éste, mi desorden papelero que habita en el interior de  mis otros papeles más organizados  en sí mismos y menos ordenados en relación al espacio que les corresponde, y  también sobre esta mi actitud  conquistadora de mesas, otorgándoles  una personalidad de  escritorio, pero mucho más acogedora y magnánima…para su dueña.

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